
“En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede vislumbrar el reino de Dios” (Jn 3, 3).
Reciban
nuestro afectuoso saludo desde la ciudad de Panamá, donde nos hemos congregado
en la XLIV Asamblea anual de Superiores Mayores, Delegados y Juntas Directivas
de las conferencias nacionales. Queremos comunicarles algo de la rica
experiencia que hemos vivido como hermanos y hermanas compartiendo nuestros
gozos y esperanzas, tristezas y angustias. Con el deseo de avivar el don de
Dios que hay en ustedes (2 Tim 1, 6), les enviamos este mensaje.
En
estos días la Ruah nos ha acompañado, pues al igual que la primera comunidad
cristiana hemos tenido un mismo pensar y un mismo sentir (Hch 4, 32). Como bien
saben, el tema que nos ha convocado en esta asamblea ha sido “Reconfiguración
y resignificación de las estructuras de la Vida Consagrada”. Hemos sido
acompañados en este proceso de búsqueda y reflexión por nuestra hermana
Cristina Robaina, integrante del Equipo de Asesoría Teológica de la CLAR y del
CELAM, que con buen tacto, sabiduría y una metodología participativa nos ha ido
llevando a interiorizar y a dejarnos interpelar sin temor sobre las
implicaciones concretas que conlleva todo proceso de auténtica resignificación
y reestructuración.
Partimos
de un análisis de coyuntura, fijándonos en los elementos que marcan la realidad
mesoamericana y qué desafíos nos plantean a la Vida Consagrada. Nos
cuestionamos respecto a qué postura personal y comunitaria podemos adoptar
frente a la realidad: aversión, diversión, subversión o conversión. La actitud
y el compromiso nuestro como Vida Consagrada es la de quien supera la
indiferencia y busca convertirse y transformar la realidad hacia los valores
del Reino.
La coyuntura actual que
vivimos en Mesoamérica, nos desafía a:
ü
Recuperar
el sentido de la vida, pues el sistema nos lleva a vivir sin metas, sin
ilusión.
ü
Despertar
el sentido de responsabilidad y cuidado de la vida y la casa común.
ü
Cultivar
una ética comunitaria: cuidar la fragilidad del otro.
ü
Formación
crítica y búsqueda del bien común.
ü
Fortalecer
los movimientos que luchan por la justicia y la paz y reconstruir el tejido
social.
ü
Fortalecer
el sentido de cuerpo y el trabajo en red.
ü
Mantener
la esperanza y la utopía del reino, siendo signo profético.
En
nuestro trabajo evidenciamos también algunas de las tensiones que desencadena
todo proceso de reconfiguración, entre las cuales destacamos la tensión:
-
de
la pregunta sobre qué es lo esencial y que es lo relativo del Carisma;
-
entre
proyecto personal y proyecto comunitario;
-
de
los conflictos interpersonales en las comunidades;
-
por
el manejo de los bienes económicos;
-
entre
la seguridad y lo nuevo desconocido; obras viejas a cerrar y nuevas a abrir;
-
entre
cómo distinguir cuestiones de personalidad y rasgos culturales;
-
que se deriva del uso de la tecnología y los desafíos
que implica;
-
de
lo intergeneracional y la apertura a las nuevas vocaciones;
-
que
genera el machismo y el clericalismo en la sociedad y dentro de la Iglesia;
-
por
la institucionalización y el sacramentalismo en la Iglesia;
-
entre
eurocentrismo y una Vida Consagrada desde nuestras culturas;
En
medio de las tensiones, constatamos que estamos en un kairós, en un tiempo de
gracia para la vida consagrada mesoamericana. Con agradecimiento volvemos
nuestra mirada a las distintas manifestaciones de este kairós; especialmente,
la memoria de nuestros mártires; nuevos estilos de vida comunitaria y de misión
y el surgimiento de congregaciones nativas, lo cual nos desafía a acompañar,
discernir e integrar; el clima eclesial que estamos viviendo con el testimonio y las palabras
del Papa Francisco, invitándonos a renovar nuestras vidas desde la vuelta a
Jesús, la vuelta a los pobres y la conciencia de casa común.
Estamos
convencidas y convencidos de que este camino de reconfiguración y resignificación
de la Vida Consagrada no lo podemos hacer sin tener claras las coordenadas y la
brújula o el GPS que nos orienta: la centralidad de Jesús y la Palabra de Dios;
la vuelta a los pobres y vulnerables; la mística y práctica de la misericordia
como talante de nuestra vida y misión; y la Visitación de María a Isabel como
icono inspirador de una reconfiguración centrada en la clave del encuentro y referente para una vida
religiosa en salida hacia las periferias existenciales.
Les
animamos a cada consagrada y consagrado y a cada Congregación a que como lo
hacen María e Isabel, nos vinculemos y
nos motivemos a ser parte activa de nuestras conferencias de religiosas
y religiosos y nos articulemos más como región mesoamericana, superando el
aislamiento y la autorreferencialidad para dar así un testimonio de comunión y
de unidad en medio de un mundo dividido.
Ciudad de
Panamá, 28 de mayo 2016.